martes, 1 de diciembre de 2009

Wittgenstein Skywalker


Wittgenstein. Derek Jarman, 1993
1. Cuando paso por la FNAC, acostumbro a echarle una ojeada al mamotrético "Tractatus logico-filosoficus", una de las grandes biblias del pensamiento del siglo XX más críptico y enigmático, y que a menudo aparece citado en los contextos más inosopechados. Es el típico tocho que sólamente han leído cuatro frikis que se han quedado completamente hipnotizados por su iluminista mensaje: los wittgensteinianos son una de las tribus urbanas del mundo filosófico, y seguramente de las más entrañables por lo sofisticado y glamouroso de su autor. Los estudiantes de lógica se echan a temblar cada vez que el profe empieza la clase con un "y hoy, Wittgenstein".
Wittgenstein siempre me ha interesado pero todavía no he encontrado a nadie que me lo explique. A mis hermanas se lo citaron de refilón en sus clases de lingüística, y en la red como imaginaréis es pasto de los más bochornosos y vácuos ejercicios de delirio semántico autoindulgente. Pero mi curiosidad se multiplicó por mil cuando, en sus abecedarios, Deleuze lo describe como a uno de sus archienemigos y de los mayores timos de la historia de la filosofía. ¡Aquí ha de haber petróleo pop! ¿Wittgenstein superhéroe, o supervillano?
2. Ayer me ví, en italiano kitsh y emule mediante, la peli sobre su vida que rodó Derek Jarman poco antes de morir. El film es el típico juguetito de arte y ensayo, manierista y cerebral, conceptual y rodado siguiendo un rígido diagrama intelectual, cuyas singulares formas me interesan más bien poco: tiempo fragmentado, ausencia de escenarios (a lo Dogville), atmósfera irrealista y ambientación teatral. Su manierismo es lo de menos porque si la ví es por su condición de biopic gossipeable, y casi hubiese preferido que la hubiese dirigido Spielberg. Los eruditos podrán dar una valoración del film en cuanto tal, asunto que no nos interesa ya que el objetivo era aprender un poco de la historia de un señorito tan posterizable. Y sin ser estríctamente hagiográfica, la impresión que uno se lleva del personaje es bien diferente a lo que se puede esperar de un austríaco decimonónico que escribe un libro con título en latín y revoluciona la lógica positivista. ¡Al final, Ludwig es de lo más yeyé! De hecho, el cómic de su vida es bastante cercano a la historia de un Jedi con sus fases de ascensión, aprendizaje a lo padawan, soberbia autoindulgente frente al sensei y derrumbe final con la pertinente redención y muerte prematura.

3. Nacido en el seno de una familia ultramillonaria a la altura de los Rockefeller, el teeno Wittgenstein crece rodeado de la espectacular intelectualidad vienesa de su tiempo: imaginad cómo te quedas cuando desayunas con Klimt, almuerzas con Mahler y cenas con Schönberg. Pronto Ludwig se marcha a UK (donde nacerá su leyenda) para erigirse en el pupilo y ojito derecho del titán de la filosofía anglosajona Bertrand Russell, que para los ingleses es un dios, y cuya obra (centrada en la lógica) tomará como punto de partida para su personal discurso. Henchido de ego, el chaval redactará antes de cumplir 30 el único libro que publica en vida, el ubícuo Tractatus, un ladrillito indigesto en el que, con una curiosa estructura a base de silogismos / corolarios, propone una relación entre palabras y cosas completamente lógica y bidireccional (informaos sobre el tema si os interesa) que venía a decir, a grosso modo, que en realidad no hay problemas de filosofía, sino sólo de lenguaje: la oscuridad y cripticismo de su mamotreto son tan comecocos como el más retorcido Lacan. Pensad que durante el siglo XX y desde el auge de Freud, el tema central de debate filosófico ha sido el papel del lenguaje como herramienta y como intermediador con el mundo, con lo cual su libro era un manifiesto revolucionario al respecto que le situaba en el ojo del huracán. Wittgenstein era lo más trendy, quedando el aristocrático Russell como un mero has been que hubo de modernizarse incorporando los hallazgos del padawan. El libro fue escrito ¡¡mientras Ludwig luchaba en la primera guerra mundial!! (toma momento lengendario) y, publicado en 1921, en seguida entra a formar parte del debate lingüístico monopolizado por Ferdinand de Saussure, Roman Jakobson y compañía: el gran cónclave Jedi.
Sin embargo, no olvidemos que Wittgenstein era austríaco, y la metafísica teutona tenía que aparecer por algún lado frente al materialismo anglo. El prometedor filósofo, que siempre había sido taciturno y depresivo, tenía muchas dudas sobre lo que había publicado, y se retiró (relativamente) del mundanal ruído centrado en una casposa labor docente y escribiendo lo que luego sería su póstumo Investigaciones filosóficas, en las que básicamente renegaba de todo lo afirmado en el Tractatus, como si aquel libro hubiese sido su particular flirteo con el Lado Oscuro. Al final de su vida, sumergido en ensoñaciones místicas y víctima de un cáncer contra el que no quiso luchar, Ludwig se da cuenta de que el uso del lenguaje no es tan lógico como había creído con soberbia juvenil, y asume que el asunto último de toda reflexión filosófica es de orden existencial (no sé mucho de esto, porque no lo he leído).

4.Lo interesante de tan literaria biografía es que Ludwig era un perro verde de cuidado: malencarado, ensimismado, duro y nervioso, homosexual más o menos reprimido, y habitante de un divertido mundillo universitario rodeado de matemáticos y filósofos ejerciendo de canónico genio neurótico. Se pasó media vida luchando contra el idealismo y la subjetividad, hasta que se convierte en un bizarrísimo místico de la lógica que le lleva a terminar a tortas con el emperador Russell, que llegará a decir que con su renuncia a lo dicho en el Tractatus, Wittgenstein había echado a perder una prometedora carrera filosófica. Esa bipolaridad suya, basculando entre el estricto positivismo metodológico y la metafísica más especulativa, le convierten en un arquetipo pop muy cercano al affair Skywalker / Vader. No obstante, cada cual decidirá cuál fue su época Jedi, y cuál estancia en el lado oscuro.

3 comentarios:

  1. giorgi! se te echa mucho de menos, ya he visto el myspace de los planetas, he escuchado el romance de juan de osuna, sí da miedito, sí. besos!

    *cenorrio el 22 entón, presentación formal yambo/yorch...

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  2. siento no poder comentar el post, c. se me está recuperando la neurona! el collage del cabecero diré que me provoca sentimientos enfrentados. te llamo esta tarde bicho.

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  3. Hola Vaderito...Moló la peli, gana con los años...ayer confundí a Ben Johnson con Tim Bottoms...vaya.
    Esta tarde veré una de Tinto Brass.
    Bueno, bicos.
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    En fín...

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