m a g i a

Lo único doloroso de hacerse mayor (al menos hasta ahora, que la salud no enseña las uñas) es darse cuenta de que las cosas pierden magia poco a poco. Verdades que antes parecían sagradas, ahora empiezan a antojarse insustanciales e ingenuas.
1. He estado leyendo un poco de Gadamer y Ricoeur pero no me dicen nada nuevo: la filosofía da herramientas y a ese nivel va fenomenal, pero no lleva a ningún lado. El camino de cada uno ha de ser recorrido, con o sin ella. El libro de Lyotard, en cambio, me está encantando, aunque tristemente es un libro que destruye muchas magias en las que creímos creer.
2. Definitivamente la música ya no significa ni muchísimo menos lo mismo que antes. Tampoco los tribalismos indies, cuya estrechez de miras cada vez me resulta más insoportable. Definitivamente, la gente de la escena RDL ha perdido mucha magia en el tránsito a la edad adulta.
3. ¡Qué gratuita me parece gran parte de la literatura antisistema! ¿Por qué Deleuze nunca se ocupó del concepto de "hambre"? ¿Quién limpiará las calles cuando todos seamos máquinas deseantes? ¿Quién me cuidará si me pongo enfermo, en caso de anarquía? Llámame burgués.
4. El interés por el deporte se diluye por el contacto con sus practicantes: acostumbran a ser gente gregaria, de derechas, acomplejada y de nula deportividad. Las personas más competitivas que me he encontrado en la vida jugaban al baloncesto. Esos son siempre los peores.

... y como requiem por los magos muertos, vuelvo a subir este ya clásico diamante poliédrico, hermosa nana minimalista con fraseo de tres pasos sobre armazón rítmico de cuatro. Me recuerda a cuando creía en el amor, que es la más bonita fábula político-social en la que podía creer un jocenzuelo.