Hace no mucho tiempo, pensaba que mi tesis doctoral (que haré antes o después, es un desafío intelectual a largo plazo) versaría sobre la fealdad, y más concretamente sobre si ésta es posible en aquellos períodos de la historia del arte que, a lo Gombrich, se suelen catalogar como barrocos, manieristas, o no-clásicos. Umberto Eco publicó hace no mucho su Historia de la fealdad, con cuyo planteamiento no puedo estar más en desacuerdo: me interesa el punto de fricción, siempre dinámico, entre lo bello y lo grotesco, en el que se libra la batalla estética y ética de la sensibilidad del futuro.
La imagen que veis aquí arriba es el habitual rostro / bodegón del pintor manierista italiano Arcimboldo, que en el siglo XVI tuvo tanto éxito entre los cortesanos (el sector, digamos más pop del público artístico de la época) como mala prensa entre la generación académica anterior (los guardianes de un arte más intelectualizado y erudito): pensad que en el Renacimiento se hicieron grandes esfuerzos por definir un ideal objetivo, clásico, positivo y matemático de las proporciones del cuerpo humano, y los patchworks de Arcimboldo significaban un corte de mangas en toda regla al ideal humanístico anterior. Mientras los Leonardo, Ficino, Alberti y compañía habían dedicado sus esfuerzos a sistematizar con afán positivista las proporciones del cuerpo humano como si de un ente geométrico y casi divino se tratase, de repente Arcimboldo aparece con lo que era una absoluta provocación: la imagen de la rostridad ya no se remite a un orden trascendente o una estructura abstracta, sino que se reduce, de manera absolutamente pagana, a un patchwork panteísta de frutas, raíces y materiales con aroma a terruño. Poned esta imagen junto al "Hombre de vitruvio" de Da Vinci y entenderéis la magnitud de la boutade. Y su fuerza poética, su disidencia frente a la llamada al orden trascendente.
Al final, la relación dialéctica entre ambos ideales artísticos (el que cree que hay verdades objetivas que merecen ser buscadas, y el que niega cualquier pretensión totalizadora) ha sido permanente en la historia del arte: Hegel a nivel suplemento dominical. Ese diálogo, al final, puede plantearse como una cuestión de fe, entre los que confían la belleza y la ética a un orden fijo impuesto desde un más allá (idea clásica) y los que renuncian a dicha búsqueda y encuentran consuelo en la inmediatez del mundo físico, en su caos fenomenológico.
La obra de Arcimboldo resulta, desde esa óptica histórica, tragicómica, a la vez melancólica y optimista: triste por lo que tiene de destrucción de una fe en la razón trascendente (ese Hombre de Vitruvio leonardiano), pero alegre al proponer en su lugar una aproximación al mundo basada en lo inmediato, lo sensual, lo perecedero, lo apegado a la tierra. Se suele condiderar que la posmodernidad es frívolamente alegre, obviando que para llegar a ese punto se ha de dar el paso, siempre angustioso, de aceptar el fín de lo metafísico. Hay una tristeza implícita en la cosmogonía pop, como hay tristeza ese Arcimboldo que ya no puede creer en Vitruvio.
Esta otra imagen, el “Saint Barbie” de Mark Ryden, me resulta extremadamente intensa y emotiva, como una traducción a un lenguaje que sí puedo vivir íntimamente (el del mundo posmoderno) de esa fricción de Arcimbaldo entre destrucción de la fe en un orden metafísico, y su substitución por placebos tan mundanos y fugaces, como necesarios. Al igual que el manierista italiano, Ryden goza de tanta estima entre el público de a pié (es sin duda el artista más popular en la blogosfera más espontánea) como poco interesante a ojos de una intelligentsia artística perdida en asuntos vagamente idealistas, en elitismos de nula capacidad de penetración en lo real.
Como digo, el cuadro me resulta tremendamente impactante: es a la vez una broma de mal gusto, y el manifiesto sincero de un acomodo al fín de todas las verdades positivas que caracteriza nuestro tiempo. Se burla de las viejas imágenes marianas que recorrieron la historia del arte cargadas de una sacralidad que ahora nos parece grotesca (¿hay algo más ingénuo y obsoleto, en el 2010, que buscar respuestas en las viejas Grandes Religiones?) pero, con ternura, reformula el esquema sustituyendo el viejo fetiche sagrado por un objeto de intrascendencia contrastada. El mensaje parece: ¿es estúpida esa niña desesperada que reza vanamente a su Barbie de plástico? No: es sencillamente humana, y dicha condición le lleva a vivir de un modo u otro su sentimiento religioso.
Arcimboldo proponía un hombre post-metafísico y panteísta hecho de frutas y raíces, y Ryden moderniza esa renuncia a lo trascendente apelando al plástico, los colores pastel y las ensoñaciones con sabor a kawaii manga. Ambas imágenes responden a un mismo impulso existencial: reconfigurar la energía religiosa que todos llevamos dentro derivándola, desde los Edenes del Orden y la Razón, al mundo sensual y subjetivo de lo perecedero, afirmando la fe como un instinto biológico, y por tanto no remisible a un orden intelectual lógico. Es un tránsito que ya estaba en Warhol, que si no forma parte de tus inquietudes íntimas, es difícil que puedas apreciar. Otros verán en este Ryden un mero ejercicio de frivolidad pop: insisto en que trata asuntos que me afectan íntimamente, y por ello me resulta tan interesante.
De todos modos, este post es una reflexión sobre la obra de David Nebreda, cuyas fotografías me he resistido a recoger aquí: podéis encontrar en google mucho material para acercaros al personaje. Se trata de un fotógrafo madrileño esquizofrénico, que lleva más de veinte años sin salir de su minúsculo apartamento, y que ha reducido su cuerpo a un despojo torturado de piel, huesos, llagas y heridas como parte de un proceso de búsqueda trascendente extrema, formalizada en fotografías tan bellas como insoportables, llevando al límite de lo imaginable las reflexiones sobre el dolor, el sufrimiento y la putrefacción que en su día planteó Peter-Witkin. Nebreda (al que descubrí hace mucho tiempo en una entrevista en “Metrópolis” que nadie parece recordar, o al menos nadie ha subido a Internet) es por supuesto pasto de idolatría por parte del sector más frívolo, posseur e inconsistente del mundo del artisteo, que ve en sus descorazonadoras imágenes un grado de autenticidad y compromiso con su obra en la que ven la sublimación del arquetipo romántico del artista maldito y suicida que muere por su arte, y en cuya autoinmolación es capaz de legitimar esa feria de las vanidades que es la museística de las performances y demás tonterías. Frente al multimillonario Hirst, el ascetismo de Nebreda representa un viejo sueño del artista trascendente y verdadero.
Mi propuesta es la siguiente: del mismo modo que Arcimboldo era una respuesta dialéctica al clasicismo renacentista, la Santa Barbie de Ryden puede leerse como la Némesis de Nebreda y lo que representa: la obra del fotógrafo madrileño es el callejón sin salida al que llega el trascendentalismo contemporáneo, que sigue haciendo llamadas a un Dios inexistente, y que deja al cuerpo desnudo, inútil, incómodo ante el silencio divino. Creer en Nebreda implica creer en una verdad trascendente capaz de superar la inmanencia de nuestra condición sensual, mundana y fugaz: el fótografo castiga su cuerpo preguntando “Dios, ¿estás ahí?” y el eco de su propia voz se convierte en la tortura y la desesperación de no hallar respuesta, en una versión especialmente patológica de la eterna pasión y éxtasis católicos.
Por eso, Ryden me parece un artista mucho más interesante: Nebreda no es más que la consecuencia de robarle la Barbie a la niña del cuadro. Renunciar al mundo material con puritanismo apolíneo, y autoinmolarse en el vacío de una trascendencia que no vendrá a socorrerlo: una simbolización patológica del sentimiento religioso, frente a la valentía de los manieristas y los barrocos que supieron gestionar tragicómicamente la pulsión mística, apelando a la capacidad redentora de la fabulación dionisíaca. Creo que no me explico bien, pero es una intuición que a mí me ha sido muy útil: muerto dios, bien vale una Barbie, porque el cuerpo no atiende a razones. Y no tiene por qué hacerlo. Yo no quiero ser David Nebreda, atrapado en una perpétua búsqueda de respuestas a una pregunta mal formulada.
jueves, 4 de febrero de 2010
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Tu reflexión sobre Nebreda me ha hecho acordarme del poema HOMBRE de Blas de Otero.
ResponderEliminarttp://www.poesia-inter.net/bo50005.htm
uau gran hallazgo, gracias!! un aporte muy bueno :-)
ResponderEliminarAcabo de llegar de currar y me has dejado flipao con David Nebreda, creo que me suena lo de metrópolis al ver algunas fotos... que por cierto son ultrafuertes.
ResponderEliminarnebreda es demasiado, hasta ahí ya no llego, me da mucha pena ver un caso tan flagrante de autodestrucción y que ciertos críticos artísticos le rían la gracia con la boca pequeña. me parece obsceno trapichear con su arte.
ResponderEliminaroye has visto la carretera? es dura, pero tambien muy bonita, en cierto sentido hasta apetece darse un paseo por ese paisaje hermosamente desolado (glups, esto que he dicho parece propio de Nebreda :-((( )
Yo tb alucino en algunos foros con los comentarios sobre sus fotografías, la mayoría de la gente pide que lo encierren, que está loco...Yo con eso no estoy de acuerdo.
ResponderEliminarEn Google video hay un homenaje de sus fotografías con el "cold song" de Klaus Nomi.
En un programa que había que se llamaba nosolomusica en Tve le hicieron una entrevista hace tiempo, a mí es lo que me suena.
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Sí, la vi ayer...Me gustó mucho. Viggo está que se sale, hasta el crío actúa muy bien. No entiendo que la crítica no le dé más bombo.
Prepárate, para mañana dan olas de 9 metros en el litoral de La Coruña y Lugo...Ya hoy en Ares tuve que cargar antes de tiempo por el viento.
Y tú has visto la de los Coen?
ResponderEliminar----
La que me dijeron que era una superparida era la de Invictus de Eastwood.
Ostras, nosolomusica!!! pues entonces fue ahí donde lo ví. el programa era muy modelno, superfashion noventero con aquella petarda haciendo posturitas sexies, pero la verdad es que no me lo perdía. recuerdo aquella entrevista porque el tío parecía tan ensimismado, tan profundo... pero las fotos que hay por internet ufff eso es demasiado, yo no le diría que lo encerrasen pero de un modo u otro que le den cariño, que alguien le arrope y le haga sentir calor humano...
ResponderEliminarVeo que esto sigue tan movido como siempre...
ResponderEliminarLa de los Cohen mola Victor si te gusta el castigo a los judios y el surrealismo marijuanesco. La de Invictus un espanto.
Cesar andas por la Coru este finde?
Ponyo, la de los Coen, la vi el lunes pasado, dejé aquiliqüí el enlace...me reí mucho viéndola.
ResponderEliminar---
Por cierto, C, me acabo de enterar que las torres de telecomunicación nazis de Cospeito (Terra Chá) han sucumbido al paso de la ciclogénesis del año pasado (Klaus), ahora no queda ninguna en pié...Para colmo está siendo robado casi todo su acero y otras piezas de telefunken que montó el III Reich han sido trasladadas a museos militares entre ellos el de la Coruña.
Guarda las fotos que les habías hecho, pasarán a la historia (lo mismo te digo Jaime).
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Por cierto el único hangar nazi que queda en pie, de los tres que había en el aeropuerto, es éste:
http://www.aviadores.net/images/ilustraciones/hangar_rozas.jpg
http://www.telecable.es/personales/submarinos/rozas/dos.JPG
Qué fuertes las fotos de Nebreda! no lo conocía.
ResponderEliminarPERO QUE GRANDE ES EL PIPITA!
ResponderEliminarvoy a hacer una obra como la de Nebreda en un par de minutos
ResponderEliminar-x-
david nebreda es un fraude, como todo el arte contemporaneo.
ResponderEliminarxose vas restregarte tu mierda por la cara después de cagar? avisa si sientes el cutis rejuvenecer
ResponderEliminarextraño que no hayas hablado de la voracidad de la era capitalista, consumo, y patologías derivadas: anorexias, bulimias, grandes hermanos, quiero ser una starlete, obesos, obesas. ch.
ResponderEliminarme alegra que no quieras ser nebreda de mayor, por otro lado :]
ResponderEliminar*espere tu llamada el sábado, perrancano
http://oddee.com/item_96617.aspx
ResponderEliminarhttp://oddee.com/contrib_2083.aspx
-x-
dios que asco; el xose está grillao
ResponderEliminarBueno aparentemente hay algunos a los que le falta leer mucho ....la hobra de Nebreda es fiel reflejo de la sociedad actual, a mi personalmente me gusta y tambien me gusta Riden.Hay que ser mas analitico y tener la mente mas abierta para entender siertas posturas.
ResponderEliminarMuy buen blog.saludos
valeria