domingo, 8 de noviembre de 2009

De cuando a los "Residuos" se les llamaba "Basura"



"Mono azul crea otro Stalin"

Estoy realmente impactado por el último tebeo que me consumido, el imprescindible nº12 de la colección Solo, de DC, editado por el impresionante Brendan McCarthy. En el paupérrimo contexto tebeístico actual, en el que la generación indie ha terminado por convertir el comic en un medio respetable en el peor sentido de la palabra, este delirante book me ha dejado de piedra por la intensidad de su huracanada y esquizo-analítica poesía. No conocía a este autor (no tiene muy buena prensa entre los mononeuronales habituales del fandom, poco amigos de las verdaderas heterodoxias) pero esta breve e intensísima lectura me ha retrotraído a una època en la que el comic underground servía de barricada freaky desde la que auténticos perros verdes se servían de la inmediatez y economía de la viñeta para expresar ideas demasiado excéntricas para ser aceptadas en cualquier otro ámbito artístico. Olvidad a Seth y a Adrian Tomine: son cineastas frustrados por ahora. En la descomunal cultura tebeística de los 80, cabía todo, absolutamente todo, y no nos vendría mal hacer un poco de arqueología en todas aquellas revistas en busca de lo que, ahora me doy cuenta, era su verdadera razón de ser: la expresión de la más radical otredad.
Por lo que he podido saber, McCarthy se inició en el medio a través de aquel legendario semanario inglés que fue el 2000 AD, del que fui adicto de niño, y definidor de una variante muy concreta de la ciencia ficción que se extendió como la pólvora por el continente durante la década de los 80: el mundo como vertedero, la basura como paradigma de la cultura de la acumulación. Un uso político y violentante de la basura, frente a la corrección actual del resíduo. Y, de un modo extraño y encubierto en esquizoides historietas de género, la basura tambien como poesía. En Rogue Trooper y Judge Dread (las colecciones más fáciles de encontrar en la España de González), en el contexto de historias de ultraviolencia y postapocalipsis, se utilizaban de un modo completamente surreal y casi dadá elementos descontextualizados y descompuestos cuya potencia simbólica aparecía utilizada como arma de subverión pop. Por ejemplo, ciudades enteras construídas con montañas de basura y en las que los tickets usados de MacDonalds eran utilizados como papel moneda. Guerras fraticidas y sangrientas entre habitantes de inmuebles vecinos en los que cada edificio había sido convertido en una ideología y un neo-fascismo diferente. Supermercados vacíos defendidos por policías que impedían que la gente dejase allí sus posesiones. Prostitutas que cobraban por vestirse en lugar de desnudarse.
A tenor del espectacular tebeo que acabo de leer, McCarthy ha sabido muy bien mantener su discurso anestesiado contra las modas y la amabilidad supuestamente underground de Phantagraphics, Vértigo y Raw. Su trazado barroco y feísta, el delirante uso de colores chirriantes e incómodos y sobre todo su composición de la página como patchwork desequilibrado, parecen de otro tiempo. Como tambien unos argumentos absolutamente alegóricos, de potentísima y desconcertante poesía, secos y apresurados, cargados de ansiedad y sinsentido. Smallville convertido en gelatina, un distópico superhéroe llamado "The Lord of Nothing", transexuales que te aman desde la pantalla de tu laptop, "Historia de la decadencia en la ciudad de la decrepitud", un alien enjaulado al que se le aparece otro alien: un pensamiento... Una sucesión hiperveloz de haikus de vertedero, en los que la salvación está en la basura, y protagonizados por personajes híbridos en perpétua huída de lo real, construcción ajena que pretende absorverles y destruírles, y obligados por tanto a migrar perpetuamente a través de la espuma cuántica hasta que "la policía de lo real " les encuentre.
Tiene un algo de las historietas urbanas del Moebius más drogadicto. Pero sobre todo es un subterráneo homenaje a las enseñanzas de Timothy Leary, y de la vieja cultura hippy en general. Pero no en el sentido de Mamas & The Papas, ni siquiera de Grateful Dead, sino de aquellos hippys urbanos, yonkys y desquiciados, que encontraron en el séptimo arte el mejor modo de exponer sus visiones más inquietantes. Como Robert Crumb en colores ácidos e iluminado por un sol fluorescente, perdido en un muladar, comiendo basura y habitando escombros como nosotros, sin un edén verde en el que soñar. Una posmoderna y radical invitación a una de las más saludables (y proscritas) actividades sociales: dudar.

7 comentarios:

  1. Repito por si se pierde:
    Hola pepino, mejor que 2-3 es 3=8,que es más gorda, o, en mi caso, directamente 69... a mí con códigos del IRC, anda ya, si controlo hasta COBOL neeeeno...
    Crumb es lo peor, pero ya sabes: lo mío no es el comic.

    Banshee, ya los conocía, creo que quieren abarcar tanto que se pierden, conoces a Blank Dogs?

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  2. Para no se menos te otorgo un 8=8 en todas las narices;)
    Ciao: vou sobar.

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  3. chq¡¡

    se me ponen los pelos como escarpias

    vendaval es , vendabal no es

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  4. ostris pues yo estoy encantada con el ultimo tebeo que he comprado "x-men magneto:testament"..
    que tal el sábado?yo no salí mucho del cumpleaños para casa que el domingo madrugabamos para navegar..
    animo con el lunes!!!
    raquel

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  5. ra, creo que hay un nuevo wolverine llamado "Lobezno: enemigo del estado" que tengo muuuuchas ganas de leer, si lo tienes avisa y que fluya

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  6. ostris no lo tengo.y qu ebuena pinta tiene, no?
    me he de informar pero no creo que compre comics hasta el mes que viene, porque con el de magneto me compre otros dos de alex ross y uno de bat girl, asín que ya tengo lectura para este mes, pero el de lobezno caerá en diciembre!!!

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